domingo, 13 de noviembre de 2011

Un texto basado en "La apreciación del arte"


Recuerdo muy bien la primera vez que vi un cuadro de Fernando Botero, tenia mas o menos 16 años y sabia poco ó nada de todo lo que le corresponde al arte y así desa¬brigado de el conocimiento necesario me encontré enfrente a un señor gordo con gafas redondas y traje de paño café sentado en una silla algo barroca reafirmando su posición de “señor de la casa”, a su izquierda dos mujeres que parecen ser su esposa he hija, la señora sostenido lo que parece ser una camándula y la niña una bandera de Colombia, me detuve por un momento en las piernas de la niña y pensé “Dios que mujer tan obesa y que cuadro tan horrible”, luego me remití a la descripción era un Óleo sobre lienzo de 1999 de nombre Familia Colombiana.
Hoy provisto del conocimiento necesario para acercarme correctamente a la obra de Botero me doy cuenta y me pregunto ¿cómo en mi ignorancia me atreví a juzgar el óleo de Botero  de buenas y primeras como algo “hor¬rible”? y es obvio ya que como todo observador ignorante no pude acercarme correctamente y decodificar de manera correcta el lenguaje del autor, por que en medio de nuestra soberbia no permitimos que las obras nos enriquezcan y las desechamos al primer vistazo.
Perdemos la oportunidad de entrañar a una persona que observa muy de cerca de cada personaje como pasa con las novelas, a medida que pasamos las paginas comenza¬mos a sentir que estamos dentro de la obra  como alguien que observa y aprende a lo lejos y vemos como nuestros personajes se abisman sobre sus destinos y sufrimos  por ellos, un buen ejemplo de esto es una de las tragedias preferidas de Aristóteles, la afamada tragedia de “Edipo rey” escrita por Sófocles,  y de golpe encontramos a Edipo coronado rey de la ciudad de Tebas pero es entonces cuando generamos lasos de intimidad con el protagonista y comenzamos a ver como a medida que avanza la obra se estrechan mas y mas y comenzamos a sentir la misma necesidad que Edipo de alejarnos de ese destino que vaticina destrucción y sentimos el mismo dolor que el siente cuando vemos que al tratar de alejarnos del  des¬tino nos sumergimos lentamente en el.
Ese conjunto de sentimientos, la afinidad con Edipo, el sufrimiento, el miedo, la impotencia, el dolor,  todo eso que sentimos al leer Edipo rey  toda esa simpatía y compen¬etración son parte de eso que ganamos cuando nos acer¬camos a estas obras humildemente y con la mente abierta vemos como las obras van creando en nosotros un observa¬dor hambriento, fiel  y noble. Ya que lo importante para apreciar el arte realmente es entender y analizar lo que el artista quiso expresar y tener un punto critico propio acerca de las cosas no permitir que nadie irrumpa en nuestro punto de vista pero siempre guardando como tesoros la objetividad y la humildad.
“Las exigencias del arte contemporáneo no pueden ignorarse en ningún esquema de vida. El arte de hoy es lo que realmente nos pertenece: es reflejo nuestro. Condenán¬dolo nos condenamos nosotros. Decimos que la era presente no posee arte: ¿quién es el responsable de esto? Es indudablemente una vergüenza que a pesar de todas nues¬tras rapsodias sobre la antigüedad, prestemos tan poca atención a nuestras propias posibilidades.  Batalladores artistas, almas agotadas languideciendo a la sombra del frívolo desdén! En este siglo de egocentrismo, ¿qué inspiración les ofrecemos?.”
“El pasado puede bien mirar con piedad la pobreza de nuestra civilización; el futuro se reirá de la aridez de nuestro arte. Al destruir lo hermoso de la vida estamos destruyendo el arte. Ojalá un poderoso brujo pudiese, con el tronco de la sociedad, crear un arpa poderosa cuyas cuerdas resonaran al toque de los genios.”

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